A él le causaba curiosidad el hecho de que ella hubiese escogido el camino mas fácil.
Se querían, tal vez se amaban y lo sabían a medias. Cuándo, después de la tormenta, ella le dijo en vez de construir otra vida diferente, prefería intentar recuperar su vida, con sus pros,sus contras, sus filias y sus fobias, a el se le formó un nudo ciego en la garganta. Nunca la iba a obligar a nada, nunca le iba a pedir nada, pero no dejaba de rondar en su cabeza el hecho de que no tuviera el valor de transar ni por un segundo su vida. Esa que, tarde o temprano, seguro, acabaría con ella.
Y a veces, sentado, mientras fuma y mira el cielo, el se pregunta ¿ Qué hará ahora? ¿Se acordará de él? ¿ Lo buscará en el aire?. El intenta convencerse a si mismo qué si lo hace, pero muy en el fondo el sabe que ella camina muy tanquila sin malgastar ni un segundo pensando en él, a pesar del amor, a pesar del llanto, a pesar de la noche, de la risa, ella no lo piensa ni lo busca, no le envía señales ni lo espera, ni nada.
¿Fue la fantasía?¿La falta de sueño?¿El exceso de amor? Él piensa que para ella nada valió la pena.
Si me preguntan a mi, yo creo que después de terminar su almuerzo, ella se masturba sin pararse del comedor, mientras relee toda la «Antología poetica y de cuentos» qué él escribió solo para ella.