jueves, 9 de marzo de 2017

Automatic stop

Ella lo tenía todo: una familia, un esposo, un hijo y un hogar. La vida seguía su curso como dicen los libros del colegio: naces, creces, te reproduces y mueres. Pero entre tanta gente que pasa sin pena ni gloria, conoció a alguien. Conversaron y lo tenían casi todo en común, una vida semi fracturada por sus propios pensamientos, el amor por las cosas que no se tocan y el apremio por perder el alma de un zarpazo. Se enamoraron o? al menos, eso creyeron. Hablaban a escondias en cualquier ocasión. Se veían a deshoras y en lugares estrategicamente establecidos para evitar ser vistos por terceros. El destino, estoy seguro, quería que estuvieran juntos. Pero la consciencia, que ella clamaba a los cuatro vientos no tener, fue más fuerte. De un momento a otro, ella quiso seguir con el status quo de su vida, seguir trazando esa linea recta para siempre. Tuvo miedo y lo sigue teniendo. Lo rompió todo cuando le confesó a su esposo el amor por otra persona. Lo quemó todo cuando decidió quedarse sentada en su casa, mirando la pared. Y lo mató, a su enamorado ilegal, cuando le dijo que ya no lo quería volver a ver en la vida. ¿Como le hacen entender a ese hombre que el amor se le acabó de un momento a otro , o que finge estar viva mientras se marchita día a día?. La respuesta es que existe el enamoramiento y la sensación de estar enamorado, hay que tener un cuidado especial para diferenciar ambas. Ellos aun no lo hacen, creo. Ella sigue viendo sus ojos interrogantes y cautivados cuando esta sola mirando el suelo de su sala de estar. Él sigue escuchando su risa y preguntandose "¿que tal sí...?" justo antes de quedarse dormido.

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