Ya no duermo más, no porque no tenga sueño. Es porque me gusta la noche, vivir en otro plano, en otra realidad. Me encanta ir de lado a lado, un poco desorientado, mirando las diferentes calaveras que me acompañan a destiempo por las oscuras praderas. Me alegro de estar tras los barrotes del amor y del alcohol, porque así la noche se va dramatizando hasta convertirse en la historia de la vida. Me río cuando el día se va y veo a mis amigos, podemos fumar y reir como si nunca nos hubiesemos olvidado el uno del otro. Es cuando el dia se acaba que podemos vernos bien como somos: Seres libres de responsabilidades, fuera del horario de trabajo, despojados del sueño y, a veces, completamente desinhibidos, y totalmente sinceros. Pienso que deberiamos vivir siempre de noche, en esa dimensión de sombras y risas, completamente llenos de humo y alcohol. Despues llega el día y el arrepentimiento va de la mano con la resaca, pero a quien le importa, eso ya es otro día.
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