martes, 28 de febrero de 2017

Broken

Lo primero era botar todo lo que me recordará a ella: discos, regalos, libros, almohadas, y cosad así. Como si los vestigios de cualquier estado emocional se borraran automáticamente después de eliminar la evidencia material. En segundo lugar había que llorar un poco, y esa si es la parte difícil, me cuesta mucho derramar una lágrima, no porque no quiera, sino porque me da la impresión de que mis lagrimales están conectados a otras regiones de mi cerebro, necesito una emoción especial para llorar, orgullo o algo así. Luego viene la etapa en la que los amigos y familiares te dan su apoyo, cómo si uno que quiere olvidar, necesitara esas palabras de aliento. Que terrible, esa debe ser una de las peores partes. Después viene la parte en que piensas en ella todo el día, todo te la recuerda. Una canción que solían escuchar, una pelicula que veían siempre, un perfume similar al que ella usaba, alguien con su misma polera en la calle, y un largo y doloroso etc. Finalmentr, estas alturas, si nadie se ha suicidado, estamos a salvo, porque lo único que falta después del largo proceso es asimilar la derrota. Perdiste, te dejaron y ya no importa. Fuiste un jugete para alguien que buscaba un respiro en su vida familiar, o alguien te quiso solo para olvidar a otra persona, o no te querian en absoluto, o creen que el amor es algo relacionado con lo material, o todo junto. Así que no queda más que odiar a esa persona. Hay algunas personas que dicen que odiar es malo, que hace mal para el alma. Yo digo que esas son pamplinas, odiar es tan necesario como amar, porque solo así nos damos cuenta de lo que nos gusta y reconocemos lo que realmente queremos,y solo así podemos encontrar un equilibrio. El odio también es amor, amor propio.

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