miércoles, 8 de febrero de 2017

Classmate

Se sentaba siempre un par de puestos adelante mío. Presumía de su felicidad con su novio, un musculoso prototipo de super hombre. Un tipo enamorado, preocupado y detallista, siempre pendiente de ella. El típico novio con flores para los 14 de febrero. En ese tiempo yo tenía una novia de hace tiempo, seguramente mi primera relacion "seria", y estaba enamorado creo, aunque con el paso del tiempo fui descubriendo que el concepto de amor es poco real, violento y, sobre todo, efímero. No hablabamos demasiado porqué no teníamos muchos temas en común, de hecho estabamos muy distantes en muchas cosas. Era muy guapa, seguro la chica más linda de el salón, sin duda todavía lo es. El caso es qué pasado un tiempo y, gracias a unas primitivas redes sociales, nos fuimos conociendo mejor. Hablabamos por horas casi todos los días, me contaba de su vida y yo de la mia. Hablabamos de nuestras relaciones abiertamente, lo qué nos gustaba y lo qué no. Sin embargo, de vuelta en el colegio, era como si no nos conociéramos. Un guiño de vez en cuando, una sonrisa complice y nada más. No recuerdo bien, pero creo qué en un momento mi novia me cortó y mi querida compañera de curso, ahora amiga, me dijo que tal vez pasaría por mi casa para ver como estaba. Era invierno, el cielo parecía pintado por una acuarela con los colores mas triste. Me gusta ese clima. Llegué a casa y pasaron una par de horas, decidí dormir, no estaba de humor. Mientras dormía soñaba con posibilidades, como un apostador, un ludópata. Estaba en eso cuando escucho mi puerta abrirse. Apreté los ojos. Cuando miré, era ella. Mi amiga venía a darme apoyo moral. No dijimos ni una sola palabra. Se metió en mi cama y me abrazó, luego nos besamos un largo tiempo. Finalmente, hicimos el amor muy tranquilos, como el ritmo del mar en otoño. Como hojas muertas volando lejos de su árbol. Al terminar nos miramos y nos sonreimos. Yo tenía un conflicto emocional en la cabeza, aún quería a mi antigua novia, pero la belleza y personalidad de mi compañera actual era un antídoto para quemaduras. Conversamos un rato y ella notó lo qué me pasaba. Supongo que se ofendió un poco y decidió irse, la fuí a dejar. Luego de ese hecho, los acontecimientos se fueron sucediendo de la siguiente manera: primero no me habló en un tiempo, luego volví con mi novia, despues hablamos más calmadamente, un tiempo después nos comenzamos a ver mas seguido, lo último que recuedo es que el sexo a escondidas de nuestras respectivas parejas se transformó casi en una adicción. Miradas insinuadoras todo el día, toqueteos maliciosos bajo la mesa, secretismo, pérdida de la vergüenza y de consciencia por los demás y un largo etcétera. Algunas de esas cosas se quedaron para siempre conmigo. Pasó el tiempo y terminé mi relación al igual qué ella. Quedamos libre y creo que ese verano transformamos mi habitación en un campo de batallas y/o un laboratorio experimental. Fue un buen verano, muy acalorado. Ella siempre me miraba con su cara sonrojada, una mezcla de cansancio y ternura.

Al cabo de un tiempo, distintas circunstancias terminaron alejandonos pero no de manera conflictiva, por suerte, no para siempre. Nunca falta la ocasión para conversar. Ella con su familia casi armada y yo con éste nudo en la garganta que representa el futuro incierto. Nunca olvidaré que tuve una compañera que fue mi bastón en momentos dificiles y qué me prestó su lengua para hacer dibujos en mi cielo.

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