miércoles, 15 de febrero de 2017

Sea of hate

Miraba el cielo antentamente. No escuchaba nada. Estaba acostado en el mar, con su incalculable manta tras mi espalda y con la eternidad del cielo sobre mi. Estaba como entremedio de gigantes. Un pájaro me tapó los ojos un momento, se posó en mi frente y luego se fue volando, burlona y descarada, lejos de aquí, asi qué me obligo a cerrar los ojos. Cuando los abrí nuevamente, gigantes columnas de agua me amenazaron. Enormes montañas se acercaban rapidamente al encuentro de mi cráneo. Entonces pensé que eso era todo, y estaba bien. Había tenido una buena vida, gente que me quiso y otras que jugaron conmigo, buenos amigos, amigas cercanas y amores eternos e inconclusos. El mar da esos mensajes, te aclara y te duele. Te hace pensar y extrañar, te recuerda que estás vivo y lo fácil que es morir. Te recuerda que no olvides, que no dejes pasar nada o nadie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario