lunes, 20 de febrero de 2017

Free as a bird

Dentro de mí, cada día se crean nidos de pájaros. Algunos pequeños e insignificantes salen del cascarón dentro de mis ojos. Otros, las golondrinas, van volando por las venas de mis brazos y me hacen aletear a veces. Hay unos que son verdes y más grandes, esos vuelan en mis pies y, a veces, me hacen flotar con el impulso de sus alas. El sector de mi garganta es habitado por un Chincol, se toma todo lo que pasa por ahi y me mantiene con una eterna sensación de sed, en ocasiones habla y desde afuera lo pueden escuchar los presentes, que piensan que soy yo hablando con copas se más. El otro dia sentí unos gorriones en mi estomago y trate de matarlos de prisa, pero no lo logre, ahí estan y revolotean de vez en cuando, pero ya no les presto atención. Sentía un colibrí cerca del hipotálamo, ese era extraño y me hacia sentir falsedades mientras su corazón latía velozmente junto a mi cerebro. Un día habían pingüinos que me llevaban del brazo para todos lados, era como si yo fuera un ciego y los amables pingüinos supieran justo donde quería ir, los dejé que hicieran lo que quisieran y no ha pasado nada desde entonces. El más peligroso fue un pequeño pájaro rojo que aparecio en mis sueños y se metió, primero en mi cabeza y luego en mi corazón, para volar constantemente entre esas dos latitudes y anidar en la que le convenga, a ese debo pegarle un tiro. Vivo tranquilo, con las aves dentro de mi, me siento vivo aunque a veces desearia morir para no sentir sus alas y sus cabtos golpeandome desde el interior Pero una persona debe aprender a convivir con sus demonios o, en este caso, sus avesillas.

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