martes, 24 de enero de 2017
Stars(are out tonight)
Hay un pequeño placer en el hecho de caminar bajo el cielo nocturno, observar las estrellas y su comportamiento, casi romántico. Es mi equivalente a, en el día, caminar mirando el suelo. Hay algo en las estrellas que hace meditar y, a veces, soñar. Es una sensación de protección y de orfandad a la vez. Esa clásica sensación de estar acompañado pero solo. Un sentimiento de nostálgia que no posee restricciones. La noche es un oasis en el dia. Pero cuando no hay estrellas y el cielo se asimila a una gigantesca masa negra a punto de caer, en esas ocasiones me da miedo. Miedo de que nunca se caiga. Siento temor de que nunca se acabe. El cielo sin estrellas es amenazante, es dramatico y frío. Es tragico, es una habitación sin amantes. Es inmenso, es como un día que esperas con ansia por semanas. Es rabia, como un muro construido por tus manos entre tú y yo. Y especialmente, un cielo sin estrellas, está a punto de ponerse a llorar. Es como tu y como yo, derrumbandonos por pedazos, cayendo gota a gota. Y muriendo, mientras las personas pasan y nos arrojan un puñado de tierra a la vez. ¿A quién le importa eso?.
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