Matame de una vez. Un disparo certero en la cabeza y no molestaré más. Una sola explosión y listo. Es qué ya no brilla nada. Clavame una lanza en el costado y luego entierra tu mano entera en la herida, prometo que no gritare ni nada. Luego huye de mi ventana, no me importa. Matame y quemame, luego fuma mis cenizas, seguro tendrás alucinaciones poderosas. Quitame la garganta y las manos, porque ya no canto ni escribo, porqué me cambiaron el diamante, que brillaba en mi cabeza, por un carbón oscuro y polvoriento. Matame lenta y dolorosamente, así sabré cuanto tiempo tengo y podre despertar. Matame con escandalo, necesito saber que aún sientes y quieres. Pero por sobre todo, matame de una puta vez, sin trámites engorrosos ni números para la fila.
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