Se sabía qué el proceso es lento y doloroso. Pero estuve vivo tanto tiempo, que ya había olvidado como era perder mis extremidades una a una. No recordaba lo que era que jueguen con tus entrañas. Y ciertamente, no tenía ni una vaga fotografia de como era cuando machacan tus órganos vitales contra el suelo. No hay respuestas ni verdades. Ni excusas, ni súplicas. Sólo quedó el corazón abierto, sangrando, listo para freir y comer. Recuerde servir bien caliente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario